Una vuelta por Rosal

Estos días de Semana Santa los hemos pasado en Rosal de la Frontera, pueblo natal de mi mujer, sito en nuestra Sierra como todo el mundo conoce. Ha hecho un tiempo espléndido que invitaba a pasear por el campo, ese campo ahora tan verde y frondoso como consecuencia de las abundantes lluvias caídas en este invierno; aún persisten los regatos con generosa agua corriendo precipitada y cristalina, da gusto observar como está todo lleno de vida y lozanía.Según los lugareños, la lluvia por esa zona ha caído mansa y continuada, sin hacer daños importantes de ningún tipo; produciendo en el campo el efecto deseado por los agricultores y ganaderos.Lo que no se ha prodigado, según expectativas, ha sido la producción de gurumelos; sí se están cogiendo algunos, pero no de la forma deseada, como antes digo. Sin embargo los espárragos trigueros se ven por doquier; pero tanto unos como otros, parece que no van a durar demasiado tiempo, ya que está empezando a calentar...
Otra de las cosas que no ha respondido a las previsiones esperadas, ha sido el turismo, si bien se ha visto mucho tráfico rodado por la N-433, Sevilla-Lisboa, no ha sido nada comparado con el de otras ocasiones. Incluso gente del pueblo que vive fuera, tampoco ha ido tanta como en otras veces; se ve que han tomado otros destinos, o que se han quedado en casa, sin más.

Nosotros solemos ir a Rosal con bastante frecuencia, ya lo explicaba en mi artículo "El otro pueblo", no hay más remedio que echar una mano para cuidar al abuelo, necesita mucha atención, porque también son muchas sus limitaciones. Esta vida es así, esperas la jubilación para verte liberado de problemas y hay quien, en muchas ocasiones, tiene que enfrentarse a otros que te limitan en buena parte los planes previstos. Paciencia...

Cordial saludo. Jesús F. Sanz