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miércoles, 17 de marzo de 2010

La primera tele

Viejo televisor
Célebre delanteraUn pase de muleta

En mi afán por recordar, me llegan a la memoria muchas cosas que voy contando, algunas de ellas no tienen la suficiente precisión, hay que considerar que son el orden de cincuenta años o más el tiempo transcurrido, y el único archivo que dispongo es esta “pelota” que llevo sobre los hombros; pero a grandes rasgos voy perfilando relatos que agrego a este blog, cuyo único objetivo es evocar pasajes de aquellas épocas, que yo creo que a todos los que las hemos vivido nos gusta repasar. En esta ocasión quiero recordar cuando llegó el primer televisor a Encinasola, era sobre el año sesenta, uno arriba o abajo; y fue en el casino de La Unión, lo llevaron desde Fregenal en plan de prueba y presentación, también querían comprobar la calidad de la señal de imagen que llegaba hasta el pueblo. Procedía este aparato de una tienda de electrodomésticos de dicha localidad cuyo nombre no recuerdo; llamó bastante la atención, como es normal, sobre todo para quien no lo había visto nunca, aunque no ilusionó demasiado porque no se veía bien, la calidad de imagen dejaba mucho que desear y también existían frecuentes interrupciones. Este televisor, se lo llevaron no sé porqué razón, para después, al cabo de cierto tiempo, instalar uno de modo definitivo.
Quien sí instaló un televisor, con todas las consecuencias y consciente de lo que hacía, fue el cura que había entonces, don Horacio. Preparó una gran habitación de “su” casa, que tenía como trastero, habilitándola como salón parroquial, y allí lo puso; pintó y adecentó todo aquello, colocó unos bancos para que se sentara la audiencia y quedó una estancia la mar de bien; había una puerta hacia el Paseo Chico, otra al interior de la casa y una ventana a la calle El Pozo, normalmente solíamos pasar por la del exterior para molestar lo menos posible. Contaban, yo no lo sabía, que este cura para comprar el aparato, vendió una vaca de las que tenía en su pueblo natal, una localidad de León, por lo que se hablaba pertenecía a una familia de agricultores bastante bien acomodada. Como pagó el cura el televisor no lo sé, lo cierto es que allí quedó instalado para uso y disfrute de quien quisiera verlo, siempre con el debido control de él mismo o alguien en quien delegara. Por entonces, como digo, era el único televisor “disponible” en el pueblo, porque el del casino de los ricos, como también se le llamaba, era para los socios, y ese lujo no se lo podía permitir cualquiera por aquella época.Pues allí pasábamos dos ó tres horas por las noches, un nutrido grupo de jóvenes de ambos sexos, viendo los programas que no eran muchos, pero era “lo que había” y con ello nos conformábamos. A esas horas se solía ver bastante bien la televisión, entraba la señal con aceptable calidad.
Recuerdo algunas anécdotas acaecidas con motivo de tanta concurrencia, el televisor del cura se divulgó enseguida por todo el pueblo y acudían de todos los sitios; fue por ejemplo una noche que estábamos esperando a que nos abrieran la puerta por el Paseo Chico, y no sé quien se impacientó demasiado que comenzó a dar porrazos en la propia puerta con un objeto contundente, salió don Horacio con un rebote impresionante, no me acuerdo qué nos dijo, lo cierto que volvió a cerrar sin dejarnos entrar; la mayoría nos fuimos, y al día siguiente me enteré que después de aquel percance había abierto para que pasara quien quisiera. Otra noche el cura abrió como de costumbre, y advirtió que empezaban a llegar jóvenes desconocidos para él, y quizás dejado llevar por su labor apostólica, se le ocurrió decir,
-Estoy viendo mucha gente aquí que no los veo el domingo en misa…
A lo que saltó uno de los que esperaban por allí y le espetó,
-Ni yo lo he visto a usted en el campo guardando cabras…
No dejó de ser una ocurrencia que a todos, incluso al cura, nos causó tanta gracia que no pudimos resistir una carcajada.
También recuerdo cuando televisaban los partidos de la copa de Europa, solía ser por las tardes, entonces también abría para que lo viera quien quisiera; aquello se ponía a rebosar, merecía la pena para todos los que íbamos porque disfrutábamos con los fabulosos jugadores de la época, que de no ser así eran muy raros lo que los podían ver. Por supuesto también nos dejaba ver los partidos de la selección.Otro espectáculo a nuestro alcance era cuando televisaban corridas de toros, más de uno por ese motivo nos aficionamos al arte de Cúchares; había un comentarista, Lozano, recuerdo que se llamaba de apellido, que explicaba muy bien todos los detalles de la lidia, yo me quedé con todas las expresiones del argot taurino, me resultaban interesantes y por ello me documenté algo sobre el tema. Por cierto, ya hace muchos años que perdí esta afición, sería porque tuve que ir a tantos festejos a la puñetera fuerza que quedé de toros hasta el gorro.
Por aquella época comenzaron a emitirse programas musicales, eran muy atractivos para la juventud, recuerdo uno en especial, “Escala en HI-FI”, en este se repasaban todas las canciones de moda, normalmente dobladas por un grupo de buenos actores, recuerdo a uno de ellos en especial, Luís Varela. También había programas de zarzuela, género chico, como también se le dice, muy entretenido porque se oían canciones que aún eran tarareadas por los mayores.
Yo al poco tiempo marché del pueblo, no volví a saber más de aquello; creo que duró poco, porque el cura que relevó a don Horacio no estaba por continuar con la labor.
Lo que sí sentí mucho fue el fatal accidente en el que se vio involucrado don Horacio, por el que se causó la muerte de Manolito “El Cantaor”, primero por la pérdida de éste y segundo por las circunstancias en que murió; también debió de suponer un fuerte impacto el causado en el estado anímico del cura; que lamentable que tuviera que marchar del pueblo con esa pesadumbre...
No me alargo más sobre esto porque fue un caso que yo no pude conocer de primera mano, pero sí quiero dejar constar antes de terminar, la magnífica labor que desarrolló don Horacio en Encinasola, siempre llevado por su afán profesional; muchos la conocemos, unos más que otros…Esta fue una de las muchas historias que recuerdo de las pasadas en el pueblo, la época de la televisión en el salón parroquial, creo que de grata memoria para los que la vivimos, como digo antes, había muy poco, y eso nos suponía bastante…

Cordial saludo Jesús F. Sanz

6 comentarios:

  1. Le pondré nombre a la delantera,Kopa,Rial,Diestefano,Puska y Gento

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  2. Los tenía escritos, pero los borré; quizás para que no se me viera la "pezuña".
    Gracias Enrique.

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  3. Recuerdo de ver el cuerpo de Manolito "El Cantaor" muerto sobre una manta en el suelo de su casa, con un hilo de sangre en la boca. Que viejos somos ya amigo Jesus.

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  4. Jesus te agradezco que veas mi blog y me mandes comentarios, cuando yo era pequeña en el taller de artesanía asistí a unos cursos que dio D.Toma, me acuerdo como nos explicaba las sombra de una manzana o de un paisaje.Saludos.

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  5. Jesús el otro día pregunté a Guillermo por el nombre del "lanchar"...
    Era o es el lanchar de "tio Curro".
    Hay que ver de que buena memoria gozas.
    Yo era de las "televidentes" que íbamos a ver las películas y los programas que había los sábados
    por la noche.
    Saludos .

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  6. hola paisanos.
    Algunos escritores se estrujan la cabeza pensando temas para sus largos libros, y donde quiera, en un relato corto y sentido hay sentimientos que llenan mas que mil páginas.
    ¿Quien iba a creer que el único coche que había en aquella fecha en el pueblo ibra a atropellar al popular manolito, y conducido por el cura?
    Siempre que voy al pueblo y tomo un vino en el bar "talabartero" miro la fotografía en la que aparece este entrañable personaje en compañia de otra persona.
    Con lo de la tele, sobre el 69-70 tampoco había muchas que digamos, yo estaba en el bar de tio arturo, soy arturín, y el dia que habia toros o futbol no paraba de repartir cafés.
    recuerdo una tarde que habia toros, y en un lance el torero salio volando rebolcado y a mi no se me ocurrio otra cosa que decir en voz alta "anda ahora", tengo gravada la cara de reprobacón con la que me miró la espectante audiencia, en fin cosas de niños.

    arturo

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