


Ni más ni menos que noventa años, fueron los que celebramos toda la familia alrededor de mi madre para conmemorar su cumpleaños. Pudimos reunirnos todos, cinco hijos, nueve nietos y tres biznietos, con sus respectivas parejas, sumando un total de veintinueve personas. Entrañable homenaje pudimos ofrecer a esta mujer, que como toda buena madre, se ha desvivido siempre por los suyos. Se la veía muy feliz, como flotando, de sorpresa en sorpresa, porque esto queríamos que fuera para ella, una sorpresa; una tras otra iba encajando sorprendida y emocionada. Pobrecita mía, aunque no está ya en plenitud de sus facultades, siendo una de las razones en buena medida la total falta de oído, tiene mucha lucidez a pesar de sus años; sigue siendo muy observadora, interesándose por todos, de fácil sonrisa y buena disposición.
Comenzamos con la asistencia a una misa exclusiva para nosotros, ofrecida por el eterno descanso de nuestro padre, fallecido hace casi veinte años; esto fue de lo más importante para ella, dada su convicción religiosa y el sentimiento que siempre ha guardado por la memoria de su marido.
El resto de la celebración consistió en una comida familiar con una larga sobremesa donde tuvo lugar la entrega de numerosos regalos, siendo el principal un precioso álbum de fotos, diseñado por sus nietos, tras un cariñoso prólogo en el que se enumera su trayectoria en la vida que ellos la han conocido, haciendo mención, entre otros, a los platos de cocina y repostería que ha preparado que han sido la delicia de todos; se insertan numerosas fotos por orden cronológico, donde aparece toda la familia en muchas de sus vicisitudes, como son bodas, bautizos y demás eventos. Le gustó mucho recibiéndolo con un sinfín de emocionadas gracias.
Como todo lo bien hecho, requiere una planificación y organización bien estudiada, por ello quiero hacer hincapié en esto, resaltando la coordinación y colaboración por parte de todos sus nietos que se han entregado para que todo saliera perfecto, y lo han conseguido; le dedico especial atención a mi sobrino Carlos, hijo de mi hermano Pepe, ha sido “el jefe de protocolo”, valga la cariñosa expresión; se ha desvivido por todos los detalles para que no quedaran flecos.
Al día siguiente, cada uno marchamos a nuestro sitio con la satisfacción de habernos reunido todos, pasar una agradable jornada y homenajear al ser querido mayor de la familia.
Cordial saludo. Jesús F. Sanz
Comenzamos con la asistencia a una misa exclusiva para nosotros, ofrecida por el eterno descanso de nuestro padre, fallecido hace casi veinte años; esto fue de lo más importante para ella, dada su convicción religiosa y el sentimiento que siempre ha guardado por la memoria de su marido.
El resto de la celebración consistió en una comida familiar con una larga sobremesa donde tuvo lugar la entrega de numerosos regalos, siendo el principal un precioso álbum de fotos, diseñado por sus nietos, tras un cariñoso prólogo en el que se enumera su trayectoria en la vida que ellos la han conocido, haciendo mención, entre otros, a los platos de cocina y repostería que ha preparado que han sido la delicia de todos; se insertan numerosas fotos por orden cronológico, donde aparece toda la familia en muchas de sus vicisitudes, como son bodas, bautizos y demás eventos. Le gustó mucho recibiéndolo con un sinfín de emocionadas gracias.
Como todo lo bien hecho, requiere una planificación y organización bien estudiada, por ello quiero hacer hincapié en esto, resaltando la coordinación y colaboración por parte de todos sus nietos que se han entregado para que todo saliera perfecto, y lo han conseguido; le dedico especial atención a mi sobrino Carlos, hijo de mi hermano Pepe, ha sido “el jefe de protocolo”, valga la cariñosa expresión; se ha desvivido por todos los detalles para que no quedaran flecos.
Al día siguiente, cada uno marchamos a nuestro sitio con la satisfacción de habernos reunido todos, pasar una agradable jornada y homenajear al ser querido mayor de la familia.
Cordial saludo. Jesús F. Sanz
Querida familia Fernandez Sanz,os felicito por tan bello detalle con vuestra madre,es algo hermoso e imagino como habrá disfrutado sabiendo de su profunda religiosidad y tradición familiar.
ResponderEliminarJesus, ahora no puedo ver la foto de tu familia, se lo iba a enseñar a un familiar que vos conocia y ha desaparecido. Saludos campeon
ResponderEliminarRecuerdo a tu madre. La veo, de forma borrosa, pues el tiempo casi ha borrado su figura, pero la veo alta, delgada, esmeradamente educada y con unos sentimientos religiosos profundamente arraigados.
ResponderEliminarTodos los domingos, después de misa, íbamos a tu casa. Allí, repasabas ante tu madre las oraciones, los mandamientos, las virtudes teologales, los pecados capitales y aquellas preguntas que componían el catecismo.
Así fue durante años. Luego te fuiste, y cuando volvías, ya no compartíamos tanto tiempo. Aquel internamiento hizo que se enfriase nuestra amistad.
Más tarde, quien se marchó fuí yo.
Mucho tiempo ha pasado, mucho, pero la Red, Internet, ha vuelto a relacionarnos, aunque me pregunto frecuentemente si seremos los mismos que nos separamos en aquellos lejanos años 50. Lo cierto es que todos cambiamos, no solo de aspecto, sino también de sentimientos, de aficiones, de forma de pensar. Si estuviésemos juntos ¿Volveríamos a sentirnos tan unidos como antes?
Tu madre. Le tengo en gran estima y no quiero que falte mi recuerdo hacia ella y mi felicitación. No obstante, ¿Cómo voy a olvidar a tu padre? Todos los días pasaba ante la puerta del taller de mi padre. Nunca le vi un mal gesto y, menos aún, una mala acción.
De verdad, Jesús, erais una familia que tenía toda mi estima.
Dale mis recuedos a tu madre y te expreso mi deseo de que el año próximo, y muchos más, vuelvas a narrarnos cómo tu madre cumple años... y más años.
Valonero
Gracias Pepe, tienes muy idealizada la figura de mi madre; así era más o menos, como tú la describes. Me he reido con lo del catecismo Ripalda, efectivamente, ese fue el texto que tuve que aprender de memoria "de pe a pa", si quería salir a la calle; me ponía tareas y en poco tiempo lo aprendí por la cuenta que me tenía. Claro, tu estabas allí para salir juntos, ibas a buscarme, recuerdo, por eso vistes como me tomaba la lección, y hasta que no se la daba no había paseo. Cuantas cosas se pueden contar... Pues esto si no me lo dices ya no me acordaba. No te quepa duda que si hubiéramos estado más próximos habríamos mantenido la amistad; una amistad tan arraigada es difícil deshacer, pero en nuestro caso era complicado. Así me ha ocurrido con otros buenos amigos que he hecho, al no haber contacto a la larga se disipan. Nosotros continuarémos en conexión por este medio, y esperemos que llegue un día que podamos charlar directamente, es más personal, más directo y no caben erróneos entendidos. Un abrazo, Pepe, y gracias otra vez. Jesús
ResponderEliminarHola tito, muchas gracias por el titulo de "jefe de protocolo" que acojo con todo el cariño con el que me lo otorgas. No creo que mi trabajo merezca mencion alguna, cualquiera de los que estabamos alli lo hubiesemos hecho con el mismo cariño y atención que yo le he dado, para ELLA.
ResponderEliminarMe alegro de que no solo ella, tenga tan agradable recuerdo de ese dia.
Muchos besos, Carlos.
¿Quien ha quitado la foto de la familia Sanz?
ResponderEliminarHola Jesús, aunque sigo tu blog es la primera vez que me decido a hacer un comentario. Ya por tu hermano Pepe sabia de este homenaje a tu madre y me parece tan entrañable y bonito que tengo que unirme a vuestra alegria y compartirla.
ResponderEliminarTambién yo de pequeña frecuenté tu casa, mejor dicho, el hogar de una familia en la que se respiraba respeto, amor y religiosidad verdadera.
Nunca olvidaré como celegramos en aquel patio una cruz de mayo, de esas que los niños fabricabamos con dos tablas y cubriamos de flores que pediamos en las casas. Tampoco puedo olvidar el arroz con leche que nos preparó para celebrar la fiesta, aun recuerdo que me supo a gloria. Son esas cosas sencillas que nunca se olvidan.
Desde aqui le mando mis mejores deseos y si se pudiera un ramo de aquellas preciosas flores del gran árbol que habia en el corral, cuyo perfume inundaba la casa y también y también mi recuerdo.
Pilar
Gracias Pilar, recuerdas todo esto mejor que yo, porque ahora que lo refieres sí me vienen a mi memoria algunas cosas. Las flores del patio, así era, había dos lileros que aromatizaban todo el entorno. También recuerdo las veces que frecuentaba la casa de tus padres con motivo de la amistad con tu hermano, tampoco se me olvida que tu madre nos obsequiaba con algunas delicadeces, exquisitos flanes, natillas y cosas por el estilo; que primorosa era tu madre..., la recuerdo perfectamente; igual que a tu padre, el señor Luciano, formal y con mucho empaque. Cuantos recuerdos, ¿ verdad Pilar ?; por esto y muchas cosas más "quiero recordar..."
ResponderEliminarCordial saludo Pilar, y gracias otra vez